RESEÑA: ÁSPERO MUNDO


Sobre el artista y la obra

Para cualquiera inmerso en la poesía hispana, Ángel González no precisa de ninguna presentación. Para aquel desconocedor de su lírica, el poeta pertenece al elenco más identificativo de la denominada generación de los 50. Como define Luis García Montero, su poesía se caracteriza por la presencia de un protagonista moral cómplice y tierno (como señala el propio autor en Palabra sobre palabra), la libertad imaginativa, el uso multiforme de la ironía, su preocupación por la entidad y situación histórica de la poesía y su peculiar vitalismo que nace de la desesperación. 


En 1956 nos presenta Áspero mundo, ganadora del Premio Adonáis, compuesta de 4 capítulos (Áspero mundo, Canciones, Sonetos y Acariciado Mundo) como si de 4 estaciones se tratase. Ésta es quizás su obra más pesimista, cercana al hastío existencialista y de un gran dinamismo y musicalidad (como es frecuente en su obra). Se nos presenta la preocupación existencial del autor junto con el frecuente sórdido ambiente de Madrid.


Opinión personal

No es acaso maravillosa la dualidad que se nos presenta con los títulos Áspero y Acariciado mundo junto con esos versos con los que abre el libro. ¡Pues claro!, ese mundo que era suave y acariciaba con las manos, ahora solo lo percibe por fuera, ¡por su corteza!, vuelto áspero. Desde el comienzo se nos presenta la volatilidad de la realidad (“Realidad casi nube / ¡cómo te me volaste de los brazos!”) y por ello el repentino cambio de lo acariciado a lo áspero.

Conclusión

Desde luego, lo más atrayente de la poesía de Ángel es la dialéctica que establece entre lector y poema, obligándonos a ser partícipes del mundo que crea entre líneas. Grandes mundos ha creado como en Tratado de urbanismo o Prosemas o menos, sin embargo Áspero mundo es una lectura y relectura en la que cualquiera que dude de la realidad y del tiempo puede volver a encontrar cobijo.



Nota:

8,25/10




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